La mente de los niños es una mina de posibilidades, y así debe ser la mente de los adultos que debe estar adecuadamente cultivada, porque es la única forma de conquistar todo, avanzar y hasta descubrir inmensas posibilidades y adquirir grandeza y cimentar una fortaleza de ánimo y de grandes acciones, que nos permitirán realizar obras meritorias y alcanzar ideales elevados muy por encima de lo normal.
No olvidemos que una mente mediocre nos conducirá a la negatividad y a la gran flojera de no poder realizar las cosas. Y tengamos presente que es el pensamiento el que nos impide o nos libera y empuja a realizar una gran obra y llevarla a feliz término. Dominemos nuestro pensamiento, para que consigamos ventajosamente el dominio de nosotros mismos.
Aprendamos también que el saber es sólo un poder en potencia, y que para que ese poder se manifieste, es necesario llevar a la práctica el saber, es decir, ser aplicado. Y por supuesto que la mayoría de la gente cree que sabe que hacer en cada situación, o a lo largo de su vida.
La problemática estriba en que casi nunca toma medidas coherentes y diarias para aplicar el saber y hacer realidad sus sueños. El ritual del saber abundante como manifiestan los entendidos, consiste en convertirse en un alumno aplicado de la vida y poner en el camino su infinitud.
La construcción del hombre es permanente e infinita. Toda persona debe aspirar a alcanzar el máximo de perfección humana, espiritual, social y hasta un alto índice de vida como se enseña en los libros: “Cómo aprender a ser grandes sabios”, “El libro de los futuros sabios”, “Derrotemos la ignorancia”, “El Sabio”, “El Filósofo, “El Hombre Espiritual”, “Los Viejos Jóvenes”, “Hombres y Mujeres sin Edad, futura Civilización”, “Invitación a las Cabezas Grises a tomarse el Poder” y “Aprendamos a ser Jóvenes hasta los 120 años”, “Veinte Lecciones Existenciales”, entre otros muchos.
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